Alice Guy- cineasta

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Alice Guy- cineasta


Esa inagotable fábrica de sueños, de historias, de emociones y de recaudaciones millonarias que es hoy el cine tiene unos padres. Thomas Edison, el inventor del artilugio que capturaba imágenes en movimiento; los hermanos Lumière, autores de la primera película; George Méliès, el genio de cuyo cerebro surgieron los primeros efectos visuales. Pero el cine también tiene una madre y, como a todas las madres, le debemos mucho más de lo que creemos. Alice Guy existe en los márgenes de los libros de Historia (escritos por los mismos de siempre), a pesar de haber aportado una contribución trascendental a todas las películas que hemos visto en nuestras vidas. ¿Quién es Alice Guy?

Como todas las mujeres profesionales de finales del siglo XIX, Guy se abrió camino como secretaria. El dueño de la compañía fotográfica Gaumont la acogió como su discípula. El 22 de marzo de 1895, hoy una fecha histórica, ambos acudieron a un evento rodeado de misterio: la proyección de Los trabajadores saliendo de la fábrica Lumière. La primera película de la Historia. Mientras los Lumière batallaban con Thomas Edison por reclamar la patente sobre el invento, Alice Guy supo ver el inmenso potencial del cinematógrafo. Al fin y al cabo, esa primera película se limitaba a mostrar imágenes en movimiento de trabajadores saliendo de la fábrica Lumière (el título no engañababa), pero Guy se propuso llevar el cine a otro nivel. Se propuso contar historias.

Su jefe le permitió juguetear con las cámaras, siempre y cuando fuese en su tiempo libre, porque él estaba convencido de que el cine solo serviría para proyectos científicos o uso doméstico. Un año después de la creación del cine como técnica, ella lo convirtió en arte: The Cabbage Fairy era un cortometraje en el que una mujer plantaba repollos de los que salían niños. The Cabbage Fairy es la primera película de ficción de la Historia. Mientras tanto, el resto de cineastas se dedicaban a filmar escenas cotidianas (la primera película española, por ejemplo, es Salida de misa de doce del Pilar de Zaragoza, y ya se pueden imaginar de qué trata).  La poderosa imaginación de Guy le llevó a recrear fantasías con la convicción de que serían disfrutadas y apreciadas en todo el mundo. Atravesó España (con paradas en Barcelona, Madrid, Sevilla, Granada y Córdoba) filmando bailaores de flamenco, con la secreta esperanza de que Gaumont se abriese mercado en nuestro país. Nacía así la colosal alianza entre el cine como arte y el cine como industria comercial. Y con esta mentalidad, solo había un lugar para Alice Guy: Estados Unidos.

Entre los experimentos técnicos que Alice Guy llevó a cabo durante su carrera están las primeras películas en color o las primeras películas con sonido, lo cual se tradujo en una serie de vídeos que capturaban actuaciones de los cantantes más populares de la época, interpretando sus canciones en playback. Alice Guy fue, indirectamente, la inventora del videoclip musical. En 1899 rodó La crucifixión, una superproducción sobre la muerte de Cristo que contó con más de 300 extras. La mastodóntica productividad de Alice (rodó más de mil películas en 24 años, e incluso embarazada mantuvo su ritmo de tres rodajes a la semana) le permitió alternar diversos géneros, desde las historias bélicas hasta los romances, los dramas sociales (Making an American Citizen, una película educativa sobre una mujer que decidía plantar cara a los abusos de su marido) o las adaptaciones literarias (La Esmeralda, de 1905, es la primera versión cinematográfica de El jorobado de Notre Dame).

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